Escuchar Radio Clarín en vivo:   

 

Editorial 18 de octubre de 2023

Ayer, en el Estadio Centenario, el Uruguay se reencontró con la victoria al vencer a Brasil por 2 a 0. El marcador fue contundente. Y más rotunda aun fue la diferencia marcada a lo largo del partido.

Las crónicas especializadas elogian a los goleadores Darwin Núñez y Nicolás de la Cruz y los registros repiten en YouTube los estallidos del público que abarrotó nuestro mitológico Centenario.

Los uruguayos revivimos algo de las viejas leyendas, esas que nos anotaron en la lista de campeones del mundo en 1924 en Colombes, en 1928 en Ámsterdam, en 1930 en el Estadio Centenario y en 1950 en el estadio de Maracaná.

De alguna manera, triunfos futbolísticos como el de ayer nos hacen reencontrarnos con nuestra identidad… porque la identidad personal y nacional de nosotros los uruguayos se afianzó y creció con el fútbol:

- el fútbol es pasión igualitaria por encima de cintillos políticos y clases sociales;

- más allá de deplorables incidentes aislados –algunos realmente dramáticos y hasta trágicos-, el fútbol es escuela de respeto y convivencia;

- y por encima de todo, el fútbol es una escuela donde los jugadores y los aficionados y hasta los indiferentes… aprenden a sentir el valor obligatorio –el imperio- de las reglas del juego. Reclamando un faul o discutiendo un penal, de una generación a la otra nos inculcamos todos el valor de las normas y nos entrenamos todos en su exigibilidad… y esa es una escuela muy importante para la enorme proporción de ciudadanos que están llamados a aplicar y vivir la ley sin haberla estudiado.

En ese y en muchos otros sentidos, el fútbol forma parte de nuestra cultura interna y nuestra imagen ante el mundo. Contribuyó a enseñarnos grandeza. Y a esa grandeza no debemos fallarle, no sólo en fútbol sino en los muchos campos en que el Uruguay ha sabido estar en la delantera del Mundo.

Así lo siente y así lo firma Radio Clarín.

Editorial 17 de octubre de 2023

Ya van 10 días de la invasión de la organización terrorista Hamas al territorio israelí, que mató y secuestró civiles en sus casas de familia.

El gobierno de Benjamín Netanyahou ejerció rotundamente el derecho de defensa que le reconocen las normas internacionales, atacando blancos terroristas con muerte de civiles y declarando que esto es sólo el comienzo.

En el recuento de las víctimas de este horror, se suman niños inocentes, adultos inocentes y ancianos inocentes.

Y hasta ahora no surge una iniciativa de paz que permita negociar la convivencia entre el Estado judío y el Estado musulmán, tal como dispuso la ONU cuando, en noviembre de 1947, creó el Estado de Israel.

Para los ideales humanistas que inspiran a la República Oriental del Uruguay, toda muerte violenta es deplorable y toda guerra es execrable.

Esa sensibilidad no se mantiene sola. Hay que afirmarla y cultivarla, para no caer en un acostumbramiento cómplice.

La humanidad ha entrado en una etapa de peligrosa indiferencia ante las guerras.

El comercio internacional se expande y el turismo funciona luminoso. Al mismo tiempo, semana tras semana y año tras año nos enteramos de cómo se persigue y mata a los armenios en Nagorno Karabaj, cómo se multiplican las atrocidades en Ucrania y cómo ataca indefensos el terrorismo de Hamas y Hezbolá.

En el Uruguay vivimos el privilegio de no soportar esa clase de calamidades, pero tenemos la obligación de deplorar los horrores, sin refugiarnos en la pereza y la resignación.

El artículo 6 de nuestra Constitución establece que nuestro país defenderá la solución de los conflictos por “medios pacíficos”.

Basta leer la esencia de ese artículo y recordar la tradición humanista de la que provenimos, para sentir que tenemos la obligación de, a pesar de todo, proponer medios pacíficos que eviten más matanzas en pueblos que, en sangre y en espíritu, son parientes directos de nosotros mismos

Así lo siente y así lo firma Radio Clarín.

Radio Clarín inaugura hoy su línea editorial.

La radiotelefonía uruguaya tiene elevados antecedentes en cuanto a defender principios y sostener convicciones de interés general y bien común, situándose por encima de los partidos políticos, más allá de quien gobierne y con independencia de tabúes e ideologías.

RADIO CLARÍN 580 AM se propone asumir esa tradición... y honrarla.

La República necesita que todos nos reencontremos en las reglas y valores que la Constitución sustenta en el carácter irrepetible de cada persona.

El valor del ser humano se olvida porque lo aplasta el avance de las tecnologías impersonales.

Usemos esas tecnologías, pero no dejemos que nos distraigan y nos dominen. Hagamos que convivan con nuestro derecho y nuestro deber de pensar por cuenta propia, puesto que, desde la libertad, todos estamos llamados a ser constructores personales y colectivos de nuestro destino individual, familiar y nacional.

No se trata de defender lo viejo porque sea viejo ni de aplaudir lo nuevo porque sea nuevo.

Se trata de defender lo bueno por ser bueno y lo bello por ser bello, junto con combatir el mal por ser malo. Se trata de darnos cuenta de que por encima de banderas, tenemos mucho qué hacer en común para levantar a la República.

En música, en poesía y en siembra de inspiraciones, seguiremos defendiendo los temas de hace 50 y 100 años porque llevan por dentro una esencia que los mantiene vigentes.

Gardel y los grandes intérpretes, junto a Juan Zorrilla de San Martín y los grandes poetas, y junto a Carlos Vaz Ferreira y los grandes filósofos, tienen mucho para enseñarnos sobre nuestros dramas de hoy.

Por eso, desde la defensa de las tradiciones patrias, RADIO CLARÍN se abre a lo actual y a lo que vendrá, para que el arte y el sentimiento nos unan en ritmo, melodía e inspiración, con mensajes que nos levanten la vida y se opongan a la decadencia cultural que azota a grandes porciones de la humanidad: una decadencia con la que jamás nos sentiremos a gusto los uruguayos..

Así lo siente y así lo firma RADIO CLARÍN.