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Editorial 19 de Octubre de 2023

Como se sabe, desde distintos sectores políticos y sindicales se está recogiendo firmas y buscando atajos para que en las elecciones a cumplirse el último domingo de octubre de 2024, junto con elegir gobernantes se plebiscite la derogación de la Reforma Jubilatoria y, además, se plebisciten proyectos de reformas constitucionales.

Los nuevos textos a introducir en la Constitución no se dirigen a cambiar la estructura del Estado, ni a mejorar las relaciones entre los Poderes ni a modernizar la estructura interna de la Administración o el Parlamento o la Justicia.

Lo que se plantea son cuestiones específicas:

Uno de los proyectos de reforma constitucional busca fijar un tope a los altísimos intereses que hoy se permite cobrar por los préstamos al consumo.

Otro de los proyectos se dirige a habilitar el allanamiento nocturno para facilitar la lucha contra el narcotráfico, que aparece obstaculizada por la norma constitucional que prohíbe a la policía y a la Justicia ingresar de noche al hogar.

Si todo funciona como viene preparándose, cada ciudadano estará llamado a votar por el partido o el candidato de su preferencia y, además, estará convocado a pronunciarse a favor o en contra de por lo menos dos reformas constitucionales más la derogación o no del régimen jubilatorio que el Parlamento votó hace seis meses.

Mirado desde afuera del país, esa concentración de decisiones en poder del voto ciudadano puede aplaudirse como expresión de democracia directa.

Pero vivida desde nuestra vida institucional, cada uno de los plebiscitos indica un obstáculo o un fracaso de la gestión política… ya que reformar la Constitución para combatir la usura que ahoga a tantos uruguayos o para hacer más eficaz la lucha contra el narcotráfico indica una clara insuficiencia del modo de dialogar de nuestros dirigentes y nuestros partidos.

Por lo cual, más que insistir con injertos constitucionales y plebiscitos a la carta, debemos revitalizar el modo de entendernos para legislar por encima de los lemas y más allá de las ideologías.

Ese trabajo cívico debe cumplirse pensando mucho más allá de la próxima elección, con la mirada puesta en la calidad de democracia que vamos a legar a la próxima generación.

Así lo siente y así lo firma Radio CLARÍN.