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OPINA RADIO CLARÍN                         03.01.24  

En torno al conocido caso del prófugo Marset, en diálogo sobre la imagen de poderío que instalan los narcotraficantes en los muchachos jóvenes, ha quedado en pie una denuncia que no merece pasar inadvertida.

El denunciante es el profesor Pablo Romero García, uno de los pensadores más destacados de las nuevas generaciones. Autor de libros y docente de filosofía en nuestra Enseñanza Secundaria que actualmente ejerce la Subdirección del Instituto José Batlle y Ordóñez. Al mismo tiempo  inserta sus reflexiones en radio y televisión, con lo cual procura indicar caminos abiertos y enseñar a reflexionar, una tarea que es tan valiosa como urgente en el Uruguay de hoy.

Lo que puso en el tapete este talentoso profesor es que el narcotráfico se está erigiendo, ante ciertos adolescentes, en un modelo de vida –un nuevo paradigma, como ahora se dice-, que eleva sus pretendidas “hazañas” al nivel de un nuevo “heroísmo”.

El poderío que dejan a la vista para moverse de un país a otro, la velocidad con que consiguen pasaportes falsos, la rapidez para salir de pobres y hacer fortuna muestra a los narcotraficantes como lustrosos ejemplos a seguir, especialmente en menores de edad sin formación espiritual, familiarizados con las drogas como “una alternativa más”.

El profesor Romero señaló que permitir a un narco prófugo exhibirse y hablar cómodamente desde su escondite en horario central de la televisión lo presenta como “el vivo del barrio”, como el protagonista de una vida mucho más deseable –y hasta más romántica- que la del trabajador honrado o el universitario estudioso. El resultado es que “nadie busca ser Aristóteles o Vaz Ferreira, pero sí quieren ser el Chapo Guzmán”, aun cuando éste haya terminado preso a perpetuidad.

Esa constatación es, en sí misma, una denuncia… y no debe pasar inadvertida, porque indica que hay sectores donde los valores se están invirtiendo, porque señala peligros inminentes para la gente honrada y porque, además, se refleja en series donde los latinoamericanos aparecemos como identificados con el pútrido negocio narco.

Por estas razones, y muchas más, las observaciones del filósofo Romero García no deben pasarse por alto, si queremos ser el pueblo culto y honorable que soñaron los fundadores y que –por encima de partidos e ideologías económicas- manda y exige la Constitución.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.