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OPINA RADIO CLARÍN                         02.11.23

Al aprobar la Reforma Constitucional de 1918, el Uruguay   confirmó su vocación por la más absoluta absoluta libertad de cultos y estableció como el principio rector de que “El Estado no sostiene religión alguna”.

En aplicación de ese principio, en octubre de 1919 se promulgó la ley 6.997, por la cual algunos feriados religiosos se suprimieron y  otros feriados cambiaron su contenido y su nombre.

Entre los feriados que cambiaron, estuvo el 2 de noviembre, que dejó de ser el “Día de los Fieles Difuntos” nacido hace 11 siglos en el cristianismo católico y, en cambio, quedó definido por la ley como un feriado “destinado a la conmemoración de los muertos”: de todos los muertos, sin distinción entre fieles e infieles.

La realidad es que por encima de las convicciones religiosas o filosóficas de cada conciencia, la fecha merece que la respetemos y la realcemos en  comunidad de espíritu.

Individualmente, cada uno de nosotros tiene muertos queridos que viven en nosotros, con vces, acentos y actitudes que no se nos borran porque se nos grabaron en lo más profundo de la memoria.

Y colectivamente, todos nosotros vivimos desde los valores, las pasiones y los muchos aciertos que tuvieron los muchos conductores honrados y honorables que supo darse la ciudadanía en etapas memorables de nuestra historia.

En definitiva, tanto en la vida pública como en familia y en soledad personal, todo juicio y toda esperanza sobre nuestra manera de vivir surge de un diálogo entre lo qu recibimos de nuestros mayores y lo que vamos construyendo o lamentando o sufriendo.

Por tanto, el Día de los Difuntos tenemos para evocar los modelos más encumbrados de gobernantes, educadores, artistas y trabajadores junto a los modelos más modestos y recónditos, que palpitan en nosotros porque hicieron realidad el mandamiento que el poeta Jorge Manrique impuso hace cinco siglos: “vivir se debe la vida de tal suerte que viva quede en la muerte”.

El Uruguay se construyó por una infinidad de protagonistas que pensaron mucho más allá de su permanencia en la Tierra. Se plamsó como una espiritualidad abierta.

Por todo eso y mucho más, el Día de los Muertos debe servir para reencontrarnos con nuestras raíces y para potenciar las batallas que libramos por los sueños de justicia y libertad que enriquecieron nuestras mejores tradiciones.

Así lo siente y así lo afirma RADIO CLARÍN.