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OPINA RADIO CLARÍN                            21.11.23

El Dr. Washington Abdala publica hoy una columna de análisis socio-político sobre la victoria de Javier Milei en el balotaje argentino de anteayer.

Como saben nuestros oyentes, el Dr. Washinton Abdala es hoy Embajador del Uruguay ante la OEA y fue periodista, diputado y senador. También fue profesor de ciencia política en la Universidad de la República y fue asiduo partícipe en ruedas de televisión.

En el correr de esa nota, no analiza las singularidades internas de lo que condujo al repudio electoral de la miseria y las corruptelas en cascada, que signaron a la etapa que terminará el inminente 10 de diciembre.

En vez de eso, el autor desgrana reflexiones filosóficas sobre la política y los estados de ánimo de los pueblos. En ella revive una verdad que es antigua y esencial, pero que muchas veces se olvida.

Esa verdad no puede ser más sencilla. En las palabras del Embajador Abdala, se sintetiza en la comprobación de que “Los gobiernos que no cumplen con las expectativas que se les depositaron, ante la instancia electoral son relevados de sus funciones: así opera la alternancia democrática; y así ingresa una nueva fuerza política al poder. Esto es lo que sucede cuando quien tiene el poder no satisface al ciudadano en sus reclamos: no se les renueva la confianza.”

En última instancia, con los gobernantes y los partidos políticos sucede lo mismo que ocurre en todos los órdenes de la vida: si la atención en un simple restaurante no nos deja contentos, volveremos a ese restaurante lo menos posible… y al final no iremos más.

En la vida de las democracias es igual: cuando la insatisfacción se repite, llega un momento en que, para ganarle al descontento, ya no basta apelar a la fidelidad de los votantes y ya no sirve contratar especialistas en trucos publicitarios que invadan las redes sociales.

En definitiva, la democracia debe asentarse en la verdad de los hechos en diálogo abierto con la verdad de los sentimientos ciudadanos. Por eso es tan importante que no haya zonas oscuras ni agujeros negros en la comunicación entre los gobernantes y los gobernados.

El Dr. Abdala finaliza su nota en Infobae afirmando que “Los pueblos nunca se suicidan: los matan los malos gobernantes. Los pueblos están ávidos de alcanzar buenos tiempos y felicidad colectiva. Si el gobernante está a la altura de las circunstancias alcanzará metas en su recorrido. Si resulta un personaje menor, siempre se puede estar peor.”

También eso es verdad. Y debemos tenerlo especialmente presente en nuestro Uruguay, que desde principios del siglo XX aprendió a respetar al adversario, a obedecer las urnas y a alternarse en el poder.

Esa tradición debemos custodiarla como ciudadanos, acostumbrándonos todos a dialogar en voz alta y fuerte, pero con el respeto fraternal que nos debemos como personas y como República.

Así lo siente y así lo afirma Radio Clarín.

Audio de Editorial: